En un mundo tan competitivo y en un mercado tan saturado, es importante que las empresas tengan estrategias para mejorar cada día más. Para conseguirlas, es importante que nos fijemos en la competencia, no para plagiarla, sino para detectar ventajas o errores. De esto se encarga el benchmarking, un concepto complejo que te explicamos detalladamente en el siguiente post. Especialízate y aprende a saber coordinar, motivar y gestionar un equipo con nuestro Máster en Dirección y Gestión de Equipos de Alto Rendimiento.
Índice de contenidos
¿Qué es el benchmarking?
Aunque resulte una práctica muy nueva, el benchmarking se lleva aplicando durante toda la historia de la gestión empresarial. Siempre nos hemos comparado con los demás negocios, todos estamos relacionados. En el sentido moderno de la palabra, se trata de la búsqueda e identificación de las organizaciones para estudiar sus prácticas y poder adaptarlas a nuestra propia organización.
Objetivos del benchmarking
Lo que busca el benchmarking es poder encontrar unos objetivos razonables y alcanzables centrándose en el entorno externo de la empresa. De este nodo, podemos ampliar nuestras expectativas y la confianza de nuestros clientes adaptándonos a las nuevas tendencias del mercado.
Es importante que primero, como organización, sepamos que necesitamos un cambio y saber identificar qué es lo que debemos cambiar y porqué. A partir de aquí, es importante elaborar un plan que nos ayude a ejecutar dicho cambio.
Los objetivos principales de cualquier proyecto de benchmarking son analizar los resultados exitosos de otras compañías. Además, será clave definir cómo podemos encontrar y obtener dichos resultados para poder realizar una base de datos y establecer nuevos objetivos y estrategias.
A partir de aquí, dependiendo de qué tipo de proyecto estemos elaborando, estableceremos una planificación estratégica. El benchmarking nos ayuda a descubrir mejores prácticas analizando a nuestra competencia. ¿Si a ellos les funciona, por qué a nosotros no?
Tipos de benchmarking
Dependiendo de la estrategia y de la forma de aplicar este concepto, podemos hablar de tres tipos de benchmarking: interno, externo y funcional.
Interno
Este tipo de procedimiento lo encontramos cuando una empresa busca mejores prácticas sin perder sus límites, es decir, en la misma organización. Se comparan términos entre distintas ubicaciones de la empresa, aprendiendo de nuestros empleados. Al identificar mejores prácticas internamente, se pueden transferir a otras partes de la organización, siendo esto muy beneficioso. También repercute en la motivación de los trabajadores, pudiendo facilitar la comunicación entre sí y estimulando la resolución de problemas en equipo.
Externo
Al contrario del explicado anteriormente, aquí buscamos en nuestro entorno, observando las mejores prácticas de nuestros competidores. Puede ser una tarea ardua ya que las empresas se guardan para sí mismas las prácticas de éxito. Igualmente, si logramos identificarlas y recaudar información, serán vitales para compararla con nuestra empresa.
Podemos compararnos con empresas de nuestro mismo sector o podemos realizar un benchmarking más genérico. De este modo, independientemente del sector al que pertenece la empresa, ya que hay muchos procesos que pueden compartir.
Funcional
Se trata de la estrategia que aplicamos cuando queremos superar a nuestra competencia. De este modo, identificamos los mejores casos de éxito de otras empresas, sean competidoras o no, pero líder en el área que nos queremos enfocar. A partir de aquí, comparamos los estándares de la empresa con los de la industria a la que pertenece.