En ocasiones, nuestro estado de ánimo nos ayuda a hacer actividades que nos interesan o por el contrario, nos privan de la energía necesaria para hacerlas. Estos no son gratuitos, es por ello que podemos aprender a modularlos. Además, dentro del deporte es muy importante saber dominar nuestro estado de ánimo para poder rendir al máximo. Aprende sobre los fenómenos psicológicos que experimentan los atletas con nuestro máster en psicología deportiva.
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¿Qué es el estado de ánimo?
El estado de ánimo es una actitud mantenida durante un período de tiempo. Esto acompaña a una situación o una idea que desarrollamos en ese momento y puede ser tanto agradable como desagradable. Es una forma de estar, que puede inferir en nuestro mundo psíquico.
Puede que este estado de ánimo se prolonga por mucho tiempo, se habla de estado fundamental de ánimo. Además, dependiendo de nuestra personalidad o temperamento podemos estar más predispuestos a unos estados de ánimo concretos.
Existen dos tipos de clasificación en sus términos más generales. Podemos hablar de positivos o negativos, abriendo así un abanico de niveles. Cuando se encuentra a niveles normales, hablamos de eutímia. En el extremo positivo, encontramos la manía o la hipertímia. Por contraposición, en niveles más bajos es cuando hablamos de distímia. Cuando la persona alterna fases de manía con depresión, podemos hablar de un trastorno afectivo bipolar, ya que se vive con dos estados de ánimo opuestos.
Trastornos del estado de ánimo
Conectando con lo explicado en el punto anterior, vamos a explicar cómo sentimos este abanico de estados de ánimo y qué le ocurre a nuestro cuerpo.
Eutímia
Aunque se encuentra en un nivel intermedio entre lo más alto y lo más bajo, debemos decir que esto no se encuentra en estados psicológicos normales. Se trata de una indiferencia total a los estímulos habituales, demostrando frialdad y atonía. Es común observar este estado en personas con esquizofrenia, donde se encuentra un aplanamiento afectivo o una indiferencia aparente.
Hipertímia
Se encuentra al borde del éxtasis, notando grandes explosiones de euforia y de bienestar. Las personas con hiperactividad pueden modularse en este estado de ánimo. En casos más extremos encontramos la manía aguda, con grandes explosiones de excitación, tanto psíquica como motora. Además, el consumo de algunos estupefacientes pueden provocar una hipertímia efímera.
Distímia
En los niveles más bajos encontramos la distímia o la depresión. Esta se caracteriza por una tristeza patológica. Nos sentimos aletargados, lánguidos e incluso puede derivar a pensamientos suicidas. Además, viene acompañado por un fuerte pesimismo o cansancio existencial.
¿Cómo mejorar nuestro estado de ánimo?
Primero de todo, debemos saber que la capacidad de poder modular nuestro estado de ánimo es fruto de nuestra inteligencia emocional. Como cualquier inteligencia, debe trabajarse y supone un esfuerzo personal.
Primero de todo, debemos saber identificar el estado de ánimo que nos inunda. Es importante saber qué estamos sintiendo en aquel momento, siendo capaces de decidir si lo que estamos sintiendo es normal p si podemos cambiarlo a un estado mejor para aquella situación. Es por ello que la clave es entender el por qué de esos sentimientos, es decir, de qué deriva.
Una vez identificado, debemos aceptar aquello que estamos sintiendo. Entender que es un estado transitorio y que no pasa nada por sentir lo que sentimos, ya que se trata de algo real. Pero no debemos quedarnos aquí, si realmente no es la mejor opción sentirnos como nos sentimos, deberemos cambiarlo. A partir de este momento, deberemos elegir qué estado de ánimo es el que va más acorde con ese momento.